ENTREVISTA DIEGO MATHEUZ, DIRECTOR DE ORQUESTA
"Estamos polarizados y
necesitamos comunicarnos"
"De parte y parte está ausente el respeto por el
otro cuando lo que nos corresponde es escucharnos" "Estoy
comprometido con mi país, el maestro Abreu, los músicos y niños del Sistema de
Orquestas"
Diego Matheuz
recuerda que el Sistema Nacional de Orquestas se ha mantenido a lo largo de 40 años durante los gobiernos de cinco presidentes OSWER DÍAZ MIRELLES
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ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
domingo 17 de agosto de 2014 12:00 AM
"Era un chamo del Tercer Mundo que venía a
decirle a los italianos cómo tocar ópera". Así de escueto es Diego Matheuz
al describir su arribo a La Fenice de Venecia, primero como director invitado y
luego como Director Principal. Modestia extrema porque lucía inusitado que un
joven proveniente de un remoto país tropical (a pesar de lo premonitorio (por
aquello del la "pequeña Venecia"), con solo 26 años y apenas a dos de
su aparición en el circuito internacional de la música clásica, accediera al
pedestal de uno de los más reputados teatros de ópera de Italia. "Fue un
gran reto, me di con todo y gracias a Dios salimos victoriosos", añade al
comentar su debut, en octubre del 2010, con Rigoletto (Giuseppe Verdi). Cuatro
años después y sin haber superado la barrera de los 30, Diego parece haber
colmado las más altas expectativas. Ha dirigido no menos de 15 grandes
orquestas de todos los continentes, se ha paseado por los más disimiles
escenarios y junto con Gustavo Dudamel, Christian Vásquez y Rafael Payare (los 4
magníficos trotamundos del Sistema) se mantiene ligado al proyecto impulsado
hace 40 años por José Antonio Abreu.
Desde el día en que su padre lo llevó al Conservatorio, pasando por el momento
en que Abreu descubrió sus dotes para dirigir, hasta su debut como director, a
los 21 años y luego su inserción en el circuito internacional, Diego Matheuz
encarna el arquetipo del joven formado en los valores de la armonía, la
constancia y la disciplina, que han hecho del Sistema Nacional de Orquestas un
modelo de responsabilidad social que va mucho más allá de formación de grandes
músicos.
-¿Por qué has dicho que ves a la orquesta como una sociedad perfecta?
-Yo quisiera que el mundo y Venezuela marcharan como una orquesta. El nuestro
es un país maravilloso, pero estamos polarizados y nos falta comunicación. ¿Por
qué afirmo que la orquesta es una sociedad perfecta? Porque si toco violín y
vamos a interpretar la Quinta Sinfonía de Beethoven, debo escuchar el
clarinete, la flauta y demás instrumentos, así como ellos deben seguirme a mí.
Se establece un diálogo no sólo auditivo, sino también visual, marcado por el
respeto y la compenetración. Yo no puedo ensayar sin estar preparado. Lo mismo
ocurre con ellos. De allí surge un sentido de pertenencia que nos enseñó el
maestro Abreu desde el primer ensayo. El decía que "la orquesta debe
funcionar como un reloj suizo: engranaje perfecto".
-Pero en la sociedad venezolana el engranaje no es perfecto, ni mucho menos.
-Es una cuestión de comunicación. De parte y parte está ausente el respeto por
el otro, cuando lo que nos corresponde es escucharnos. Por esa carencia existen
las guerras y los conflictos en el mundo. Desarrollamos impresionantes
tecnologías de la comunicación pero no nos escuchamos.
-¿No transmite el Sistema, una imagen falsa de nuestra realidad. ¿No se le
hace creer al mundo que en el país las cosas funcionan tan bien como en el
Sistema?
-Todo lo contrario. El Sistema es el ejemplo más grande de cómo puede ser
nuestro país. Venezuela es maravillosa y cada vez que aterrizo en Maiquetía me
entra una emoción indefinible. Es mi momento de mayor felicidad.
-¿A pesar de que te puedan atracar en la autopista?
-Pero es mi país, yo lo adoro y si nosotros, que somos sus embajadores
culturales, no venimos, no contribuimos, no apoyamos, no aportamos, ¿quién lo
va a hacer?
-¿No te sientes comprometido con el Gobierno?
-Yo me siento comprometido con mi país, con los músicos, con mis compañeros,
con el maestro Abreu, con cada niño que es parte del Sistema. Niños que nos ven
como ejemplo y a quienes nos debemos.
-¿No hay, como en los demás organismos estatales, un uso político del
Sistema?
-El Sistema ha sido parte de los gobiernos de Pérez, Herrera, Lusinchi, Caldera
y Chávez. En ese tiempo se convirtió en emblema del país. Por tanto tiene su
propia identidad y es una institución sólida que...
-Trasciende gobiernos...
-El maestro Abreu no será eterno, pero ya la institución está formada, tiene
bases sólidas y seguirá para siempre.
-Es decir, el maestro Abreu puede confiar en que su obra lo va a trascender.
-Es muy difícil ponerse en el lugar de una mente tan brillante, pero estoy
seguro de que el trabajo de 40 años no se irá por la borda.
-El éxito del Sistema, ¿obedece a la altísima fidelidad con que reproducen la
música académica? ¿O se debe a una ejecución heterodoxa, si se quiere exótica,
que cautiva públicos de otros países?
-Se le puede considerar "exótica" porque el Maestro Abreu le dio la
oportunidad, a quienes no tenían acceso a esa música, de vivirla y sentirla.
Eso no pasa en Europa. Allí van al teatro las personas que pueden pagar la
entrada, además de que el promedio de edad de los asistentes ronda los 60 años.
Aquí los conciertos son gratis y hay músico de calidad, capaces de interpretar
cualquier obra del repertorio universal.
-Siguen ustedes apegados al clasicismo o han alterado los cánones
establecidos?
-En el Sistema existe un estilo de hacer música que tiene la impronta del
maestro Abreu.
-¿Cómo lo definirías?
-Es difícil. Hay que sentirlo. Ver y sobre todo escuchar a una orquesta
venezolana resulta una experiencia muy diferente a la que puedas tener ante una
orquesta europea o japonesa.
-¿No tiene que ver, más allá de la excelencia y el rigor, con un desenfado
propio de los venezolanos?
-No hay miedo. Tú ves a niños de 15 años tocando una sinfonía de (Gustav)
Mahler sin temor porque se ha trabajado intensamente en la formación de una
disciplina que les da seguridad. El Maestro dice que en la música no puede
haber miedo. Así te equivoques y pase lo que pase, debes seguir adelante. De
allí el éxito del Sistema. Claro, siempre de cara a la realidad y
paulatinamente porque recuerdo que a los 17 años ya queríamos tocar a (Anton)
Bruckner y el Maestro nos decía: "Muchachos, aún no estamos preparados.
Vamos primero con Mahler". Nos formamos en la seguridad y en el respeto
por lo que hacemos.
-Uno siente que la conexión de las orquestas del Sistema liberan de su
tiesura al público europeo y al interpretan aires del folklore nacional lo
ponen a bailar.
-Porque hay una suerte de etiqueta del Sistema que recreó la forma de dar un
concierto. Una vez cumplido el orden (obertura, solista y sinfonía), antes de
que vuelva a casa, se le ofrece a la gente una "fiesta", algo que no
pasa en otras partes. Ahora, eso no fue una creación premeditada sino que nació
espontáneamente, cuando en una gira, al terminar el concierto, uno de los
muchachos improvisó algo. Luego le siguió otro y otro. Hasta convertirse en
parte del repertorio.
-¿Tiene el venezolano una vena musical que lo distingue de otros pueblos?
-Es cuestión de trabajo y disciplina. Cualquier país que desarrolle un sistema
como el nuestro puede tener el mismo éxito. Ese es el sueño del Maestro, que
todo el mundo lo adopte y desarrolle.
-Más que un sueño, ¿no es ya, en parte, una realidad?
-Mucha gente dice es una utopía, pero estamos creciendo. El Sistema está en
Latinoamérica, EE.UU, Japón, Corea y muchas partes de Europa. En cada país
según su realidad socia.
-¿Te sientes el sucesor de Dudamel?
-Es muy difícil llegar a donde está Gustavo.
-Él está en Los Ángeles, tú en Venecia.
-Lo conozco desde los 8 años. Somos de Barquisimeto, tuvimos los mismos
maestros de violín, dirección de orquestas, armonía, contrapunto. Jugamos
fútbol. Pero él es un genio. A veces lo veo dirigiendo y me pregunto: ¿cómo lo
hizo, de dónde sacó esa idea?
-¿Te refieres al gesto? (la forma en que el director se comunica con la
orquesta)
-Al gesto y a la interpretación. Luego le pregunto: "Chamo, ¿cómo hiciste
eso?" Y él me muestra un "detalle que no está en la partitura".
Gracias a él, que abrió muchas puertas, hay directores como Christian
(Vásquez), de San Sebastián de Los Reyes y Rafael (Payare), de Puerto La Cruz,
dirigiendo grandes orquestas en el mundo. Eso no habría pasado si Gustavo no
triunfa. El ha sido generoso. No recuerdo las veces que me invitó a ser su
asistente en Suecia, Italia, Alemania. Y esa es la filosofía del Sistema.
Crecer, establecerte y ayudar a quienes siguen tus pasos.